Me hago pis

 


GreenPee es un proyecto que tiene como finalidad mejorar la calidad de vida en las ciudades, instalando urinarios públicos en forma de macetas.

En 2020 GreenPee instaló más de 30 urinales en las calles de Ámsterdam, una ciudad que, por su estilo de vida liberal, desde hace tiempo ha tenido problemas con las personas que realizan sus necesidades en la vía pública.

Utiliza macetas para instalar los urinales, ya que las plantas además de embellecer la ciudad funcionan como micro-ecosistemas para insectos. Además, dentro un contenedor recauda los residuos humanos, combinándolos con diferentes productos naturales que crean un abono que puede ser utilizado para las mismas plantas, o bien, para embellecer las áreas verdes de la ciudad.

La empresa holandesa GreenPee ha instalado ocho urinarios sostenibles rellenos de cáñamo en Ámsterdam para combatir el aumento de personas que orinan en las calles tras el fin del confinamiento por el coronavirus .

El ayuntamiento de Ámsterdam se apresuró a instalar urinarios públicos en el centro de la ciudad a medida que regresaban los turistas y reabrían los pubs.

Los usuarios orinan en las aberturas a los lados de las macetas GreenPee, que tienen un tanque interno lleno de fibras de cáñamo de la planta de cannabis.

El tanque se vacía cuando está lleno y los niveles se pueden verificar manualmente o mediante un sensor inteligente que envía un mensaje cuando está casi lleno.

 

Una vez vaciada, la mezcla de orina y cáñamo se puede utilizar como fertilizante orgánico para los parques, jardines en tejados y granjas urbanas de la ciudad.

El ayuntamiento de Ámsterdam colaboró ​​por primera vez con GreenPee en 2018 cuando instalaron cuatro de los maceteros para urinarios.

"Una evaluación independiente mostró que hubo una disminución del 50 por ciento en la orina salvaje después de instalar los GreenPees", dijo a Dezeen el inventor de GreenPee, Richard de Vries.

Les dejo un link para que vean como los utilizan los peatones.

youtu.be/qW6Waw44Gts?feature=shared

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Los diseñadores de urinarios al aire libre ofrecen soluciones al problema pandémico de los baños públicos.

A medida que se alivió el confinamiento en Holanda, el ayuntamiento de Ámsterdam decidió instalar los nuevos urinarios, que se habían encargado en 2019 y estaban en espera desde febrero.

"El mes pasado, llegaron más turistas a Ámsterdam y los pubs abrieron, por lo que había más gente en la calle y había más molestias por orinar salvajemente", dijo de Vries.

Los últimos modelos se han adaptado en función de los comentarios de los primeros cuatro y ahora tienen más privacidad y más aberturas para orinar. La compañía también diseñó un modelo especial, más delgado, que se puede colocar en callejones estrechos.

GreenPee también ha instalado urinarios en las ciudades holandesas de Vlaardingen y Beekbergen, así como en Mechelen y Genk en Bélgica.

De Vries dice que las jardineras pueden ahorrar miles de litros de agua potable, ya que no necesitan ser descargadas con litros de agua, a diferencia de los urinarios tradicionales.

GreenPee también es una opción más sostenible porque convierte la orina en fertilizante orgánico para las plantas.

"La orina tiene muchos fosfatos y las minas de fosfato se están secando, por lo que esta es una muy buena alternativa sostenible que, de otro modo, tiraríamos por el inodoro", afirmó de Vries.

Además de ser decorativos, los maceteros del urinario actúan como microecosistemas para los insectos.

"Las plantas del GreenPee también transmiten un mensaje medioambiental positivo, limpian el aire y atraen a las abejas al centro de la ciudad", añadió de Vries.

Lapee

Otros urinarios innovadores incluyen el urinario femenino Lapee que fue diseñado para reducir las colas en el baño de los festivales y los urinarios ecológicos al aire libre de Faltazi que causaron revuelo en París.

Lapee puede conectarse a un sistema de alcantarillado existente si está disponible, pero también tiene su propio tanque de 1.100 litros para que pueda funcionar de manera independiente y recolectar desechos líquidos para su procesamiento.

Quizás en algún tiempo la idea se imponga. No solo por su aporte ecológico. Por sobre todo para contar con este servicio y no tener que rezarle al encargado del bar para que nos deje usar el baño, cosa que no siempre sucede.

Como anécdota, recuerdo que hace algún tiempo, estando en París, pasé por esta urgencia. Recorrí seis bares y en ninguno me dejaron usar el baño. Finalmente, apenas pude llegar al hotel sin hacerme pis encima.
Se lo comenté a un amigo, y me dijo que es muy común, especialmente con la gente de piel marrón, como la mía. 

Alberto Oneto










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