Homenaje al lunfardo
Eran 7 gomías
Uno petitero, se metía en bardos; otro mequetrefe, con balurdos ; un chabón era macanudo y fachero y su hermano un chichipío. El más pebete: mersa y chinchudo y el más jovaina un chantapufi.
El
más copado era el farabute. Usaba un sarso del tiempo de ñaupa y Perramus.
Siempre
encajetado con una papirusa facilonga, vivía de metejón en metejón y le arrastraba
el ala a todas.
Siempre,
las invitaba al biógrafo.
A pesar
de la mishiadura, y que andaba seco, siempre rascaba alguna chirola y agenciaba
algún pelandrún para que le preste un checo bien de bute para ir a sacudir el
esqueleto en algún antro.
Pero
un día lo agarraron en babia: una pispireta, no quiso pisar el palito. Primero
le hizo la pera y después lo mandó a los caños.
Al
farabute le explotaba el marote. Estaba hecho boleta.
Fue a
ver a Sutano y luego a Mengano.
No lo
rescataba ni una pichicata. No lo salvaba ni Mongo Aurelio.
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Verso al Metejón
Jermu y Grela
Papa, Papusa, Papirusa y Pispireta
Percalina y Percalera
Percanta, Percantina
Fémina, Chabona
Yira, Yirona
Bagayo y Bagarto
Farfala, Naifa y Monona
Muchacha, Moza, Compañera
Esposa, Pareja y Concubina
Dueña, Señora y Bruja
Minusa, Atorranta, Bacana
Yegua y Paica
China, Piba, Pebeta
Mujer, por*
*Gracias, Spinetta
Alberto Oneto
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