Esclavos de un signo
En nuestro teclado, hay tantos signos como letras.
Algunos muy utilizados y otros no tanto: guion alto, guion
bajo, barra invertida, numeral, asterisco y corchetes, entre otros.
Pero hay uno que no es un signo más.
El signo $
Nos demarca nuestra economía. Todos estamos atentos y
dependemos de él, de un modo u otro.
Yendo por partes, vamos a comenzar por su etimología y
origen.
La palabra "signo" viene del latín signum y puede referirse a un indicio o
señal de algo, como un síntoma o una marca.
También puede significar un caracter que se usa en escritura
o matemáticas.
Y vamos con su historia, que no es menor.
El origen
El origen de este símbolo es español. De la moneda del
Imperio Español. Para contextualizarlo, sería
en el siglo XVII el equivalente del Dólar americano hoy en día, es decir, una
moneda de transacción mundial. Empieza a usarse en el comercio mundial para
referirse al “peso hispanoamericano” (de España y sus colonias) y altamente
extendido en Estados Unidos debido a la restricción política y monetaria del
Imperio Británico sobre sus colonias.
El símbolo $ se formó por una mala interpretación de la
abreviatura de la palabra peso, que se abreviaba en ese entonces como “ps” o
“ps” y a finales del siglo XVIII se simplificó su forma escribiendo “p” encima
de la “s”. Empezó a usarse con dos líneas verticales (de ahí su confusión sobre
los orígenes) pero ahora la norma es escribirlo como lo vemos en la actualidad.
El peso hispanoamericano era conocido como el “dólar
español” en Norteamérica y luego de la independencia de las colonias británicas
la moneda adoptada por los Estados Unidos fue el dólar junto con el símbolo $.
Otro de los posibles orígenes del símbolo proviene de la
Heráldica española.
Algunos creen que $ deriva del escudo de armas de España
grabado en las monedas de plata que circulaban en las colonias hispanas,
también conocidas como “Real de ocho”. El escudo de armas de España tiene dos
columnas, que representan las columnas de Hércules y un listón entrelazado con el
lema Non Plus Ultra. Este lema latino significa “No más allá” o “Nada más
allá”, expresión que Hércules había escrito en las columnas que marcaban el fin
del mundo conocido en su extremo occidental mediterráneo, erigido por él en
Gibraltar y Ceuta, según la mitología griega. Se supone que España escogió este
lema ya que para ellos su territorio era el límite con el fin del mundo, sin
embargo el rey Carlos V después del descubrimiento de América extendió su poder
y su moneda y procedió a cambiar el lema por “Plus Ultra” (Más Allá).
Otra de las alternativas del origen del símbolo proviene de
las monedas de las colonias hispanas “Real de ocho”. Según esta teoría, al
número “8” se le agrego una raya vertical “|” y formaría así el nuevo símbolo.
Etimología de la
palabra dólar
La palabra dólar viene del alemán “thaler”, moneda de plata
elaborada en Bohemia que estuvo circulando en Europa en el siglo XVI. Bohemia
era al igual que España parte del Sacro-Imperio Romano-Germánico bajo el
reinado de Carlos I de España y Carlos V de Alemania (Káiser). Durante este
período se descubrió plata en Potosí, Bolivia; en España al thaler se le
llamaba Talero, pero en las colonias españolas de América del norte, llamaron
“dólar” a las monedas hechas en Potosí. En esa época Potosí producía una
inmensa cantidad de plata y en 1803 EE.UU. decidió crear una moneda federal
para reemplazar las monedas de cada estado y usaron el dólar español como su
base, nombrándolo como “dollar” en inglés.
Etimología de la
palabra peso
Para encontrar los orígenes de peso hay que remontarse a la
antigua moneda de España “La peseta” (₧). Peseta proviene del catalán “peçeta”
(piecesita) diminutivo de “peça” (pieza), que denotaba genéricamente a la
moneda pequeña de plata. El Diccionario de Autoridades de 1737 define peseta
como: “la pieza que vale dos reales de plata de moneda provincial, de figura
redonda”. Sin embargo, otros autores afirman que peseta proviene de la palabra
peso y esta con algunos sufijos catalanes como “eta”, “ete”. La palabra peso,
afirman algunos autores, proviene del peso que poseían las monedas en oro,
plata, cobre, etc. Está teoría es la más aceptada por muchos historiadores
puesto que “Libra” (balanza para pesar) también significa dinero y es la moneda
de Inglaterra.
Y aquí viene lo más interesante.
Tatuar una S y un clavo en cada mejilla
Los esclavos que llegaban por vía marítima en las naves portuguesas
traían marcas puestos por los mercaderes para que no pudieran escapar. Solían
echarles argollas en los pies, en el cuello y en los brazos y los señalaban con
marcas y pinturas. En ambos carrillos les ponían una S y un clavo -es decir, la
palabra «esclavo»- para que todos supieran que eran cautivos y no libres. (Se
cita en la Historia de la Universidad de Sevilla).
Horroriza. Pero tal era la condición del esclavo. Mitad
mercancía, mitad animal. Para describirlos en los protocolos notariales del
Renacimiento castellano se usaban los términos pieça o cabeça de
esclavo.
Hoy tendemos a pensar que la esclavitud queda lejos. Y sin
embargo inquieta que con cierta asiduidad encontremos noticias en las que
reaparece esa terrible palabra: esclavo.
Pero es peor aún. Porque, a poco que nos informemos podemos
comprobar que la esclavitud no es tan excepcional. Afecta a aquellos perdedores
de la historia que ni siquiera pueden beneficiarse de las plataformas de
reivindicación creadas por las sociedades del bienestar.
La economía neoliberal, con su signo $ por delante, es una
de las grandes generadoras de la desigualdad en el mundo.
Los arrabales de Filipinas o Sudáfrica. El trabajo de sol a
sol en Honduras. Sexo sin fronteras. Infancias forzadas.
De nada vale la “desmemoria histórica” para entender la
esclavitud de hoy.
Memoria presente para entender mejor la actualidad del
sufrimiento. Para que el horror de lo que fue nos haga ver mejor el espanto de
hoy. ¿Cuántas «cabeças de esclavos»,
absoluta y radicalmente excluidos, nos acercan a aquel pasado que no ha pasado?
¿Cuántos corazones llevan hoy tatuados la S y el clavo?
Alberto Oneto




Muy buen el texto, por lo que contás también el signo peso es un oxímoron, pasó de ser "no más allá" a "más allá". Quizás eso explique la paradoja de sostener una moneda de historia tan triste. Acaso reflotar un potosí o pensar en un argento, nos arrancaría de este magma, no?
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