Mensaje en una botella

Cuando yo era chico, allá por fines de los años 50, recuerdo con mucha precisión los envases, artículos de limpieza, herramientas y todas las cosas que formaban parte del mundo que me rodeaba.

La escoba era de paja y madera. La pala y el balde, de zinc.
Las botellas, de vidrio, y se devolvían para comprar otra.
Las conservas venían en latas.
El almacenero de la esquina envolvía desde el fiambre, las galletitas que estaban en latas con un ojo de buey hermoso hasta el Vascolet suelto, en papel de estraza, haciendo malabares con sus dedos.
Mi vieja tenía una bolsa de “hacer las compras” de tela.
Mi viejo, un mecánico de excelencia, tenía todas sus herramientas de acero y madera.

Y mis juguetes, eran de cartón, madera, lata y lo que viniera bien.

Todos productos reciclables y amables con el medio ambiente.

Tengo también el registro que de la noche a la mañana, algo cambió. Seguramente debe haber sido progresivo, ya que el cambio comenzó, de a poco, después de la Segunda Guerra Mundial. Pero para mi memoria, fue inmediato. No me dio tiempo.

Explotó.

Y comenzó con la industria fabricando a nivel masivo un material nuevo, liviano, resistente y, fundamentalmente, más económico.


De la mano de este cambio, se llevaron puesto miles de industrias y comenzó un monopolio enorme.

También en muchísimos casos, no fue un cambio para mejorar la calidad de los productos. Todo lo contrario.

Poco a poco nos fuimos resignando, adaptando y acostumbrando.

Desde esos años de mi infancia, hasta hace muy poco, nadie tomó conciencia de las consecuencias que nos traería semejante cambio en esa escala desaforada, exagerada y en muchos casos, inapropiada.

Islas

La foto que antecede, aunque parezca mentira, es de una isla de plástico.

Se calcula que se arrojan al mar cerca de 9 toneladas de plástico por año.

Existen cinco de ellas en nuestros océanos:

Great Pacific Garbage Patch (Gran parche de basura del Pacífico)

Se encuentra situada en el Océano Pacífico, entre California y el Archipiélago Hawaiano. Se mueve siguiendo la corriente oceánica del vórtice subtropical del Pacífico Norte. Está formada principalmente por plástico, metales ligeros y residuos orgánicos en descomposición.

Tiene más de 60 años y es la isla de plástico más grande del mundo. Se estima que posee 2 billones de piezas de plástico.

Ya triplica la extensión de Francia.

Indian Ocean Garbage Patch (Gran parche de basura del Océano Índico)

Es la segunda isla más grande. Aunque su existencia se había planteado como hipótesis desde 1988, se descubrió oficialmente en 2010. Tiene una densidad aproximada de 10.000 residuos por kilómetro cuadrado.

North Atlantic Garbage Patch (Gran parche de basura del Atlántico Norte)

Descubierta en 1972, se encuentra entre Estados Unidos y México. Es famosa por su alta densidad de residuos. Y está impulsada por la corriente del Atlántico Norte.

South Pacific Garbage Patch (Gran parche de basura del Pacífico Sur)

Descubierta recientemente frente a las costas de Chile y Perú, contiene principalmente micro fragmentos de materiales plásticos erosionados con el paso del tiempo y por los agentes atmosféricos.

South Atlantic Garbage Patch (Gran parche de basura del Atlántico Sur)

Es la quinta isla más grande. Se mueve por la corriente del Atlántico Sur y está situada entre Sudamérica y el sur de África. No hay mucha información sobre ella y no suele ser interceptada por las rutas comerciales.

La suma da que en estas islas hay más de 270.000 toneladas de plástico.

No se me ocurre mucho más para decir, solo que estas islas están en constante crecimiento.

Hace falta contar el daño que producen?

El plástico se descompone rápidamente debido a los efectos del sol y del agua, y acaba convirtiéndose en un terrible contaminante del ecosistema marino por las sustancias tóxicas que libera y por entrar en la cadena alimentaria. Es lo que se llama el micro plástico.


Los peces más chicos se alimentan por equivocación de éstos pequeños trozos de plástico.
Muchos mueren por ese consumo, pero también son consumidos por peces mayores, formando una cadena que contribuye a que estas sustancias tóxicas entren en la cadena alimentaria.

Las aves también se alimentan de estos restos, y se estima que aproximadamente un millón de aves marinas y cien mil mamíferos marinos mueren a causa de la ingesta de plásticos cada año.

En un estudio realizado en el Pacífico Norte, 8 de cada 11 aves muertas en las playas fueron encontradas con plásticos en el estómago.

Además, estos restos plásticos flotantes afectan al ecosistema marino porque pueden transportar microbios y organismos de unas zonas a otras donde antes no existían.

También afectan al proceso de fotosíntesis habitual de las algas y al zooplancton. Esto altera la producción de oxígeno, y desequilibra todo el estado del ecosistema.

También lagos

FOTO: DŽENAD DŽINO

Oceaneye es una asociación sin ánimo de lucro, con sede en Ginebra.

Según ellos, cada año se producen en todo el mundo 400 millones de toneladas de plásticos, un 8 % de la producción mundial de petróleo.

La Organización de las Naciones Unidas estima que este dato podría multiplicarse por cuatro en las próximas tres décadas, lo que haría que, lejos de disminuir, la presencia de microplásticos en los espacios de agua dulce aumente cada año.

Entre las montañas de los Alpes, justo en la frontera entre Suiza y Francia, se extiende el que es considerado el lago más grande de Europa Occidental, el Lago Lemán. Las aguas parecen tranquilas y atractivas para miles de turistas que se paladean con la vista de sus aguas. Pero el microscopio no está tan contento. Nos dice que la enorme cantidad de microplásticos que se hallan en la enorme charca suiza es más que preocupante. En total, 600 toneladas flotan en el agua, procedentes principalmente de los neumáticos, pero también de envases, textiles y materiales de construcción, se concentran en los extremos del lago, donde residen más personas y es el río Ródano el que arrastra la mayor cantidad de residuos. En el análisis se encontraron, por ejemplo, elementos tan nocivos para la salud como el mercurio.

Los principales afectados son la fauna y la flora del lugar. La situación de las especies de peces en Suiza es alarmante. La Oficina Federal de Medio Ambiente afirma, en un estudio publicado este miércoles, que más de la mitad de ellas se encuentran en peligro de extinción. Otras nueve están «potencialmente amenazadas», y nueve más, completamente extintas.


Tarde ya es. El daño hecho es enorme. Pero siempre se puede hacer aún más daño. Solo nos queda tratar de evitarlo. Pero muchos lo esquivan.

Mentira la verdad

Todos tenemos incorporado un símbolo que se viene utilizando en todo el mundo, y que está impreso en casi todos los envases de plástico.

Aquellos que tenemos conciencia de todo lo antedicho en esta nota, nos pone contentos que tantas empresas estén preocupadas por el medio ambiente y se hayan esmerado para lograr que sus productos finalmente sean reciclables y reutilizables.

Mentira verde

El símbolo del Punto Verde fue creado en 1991 por la empresa privada alemana Duales System Deutschland AG. Posteriormente fue adoptado por otros países de la Unión Europea, y en 1994 los Estados Miembros decidieron que fuera la marca para la Directiva Europea de Envases y Residuos de Envases. Poco a poco se fue utilizando en casi todo el mundo.

Es una empresa creada, supuestamente, sin fines de lucro.

Aquí ya comenzamos con la primera mentira:

Las empresas adheridas pagan por incluirlo en sus envases y que éstos sean gestionados correctamente. Así, se trata de un instrumento financiero para garantizar el reciclaje de los envases.

Hasta existe un tarifario. Este es el de Europa, actualizado al 2020.

Seguimos con la segunda mentira:

Greenpeace calculó que el nivel de recuperación de envases de plásticos es del 25,4%, muy lejos de los ratios anunciados por esta empresa de hasta el 75%.

Además, el número de envases que algunas empresas declaran poner en el mercado está muy por debajo de los que realmente se venden, lo que falsea las cifras de reciclaje real, aumentándolas, además de suponer un fraude.

Tercera mentira:

Todos confiamos en los contenedores verdes que están esparcidos tanto en CABA como en muchas otras ciudades. Nos ocupamos de separar lo reciclable en nuestras casas para tirarlos donde corresponde.

Desgraciadamente, no hay capacidad de gestionar todos los envases supuestamente reciclables que se encuentran en el mercado (ni siquiera los declarados oficialmente).
Más del 40% de lo recogido en los contenedores verdes es rechazado en las plantas de separación. Estos plásticos acaban enterrados en vertederos, incinerados o se exportan a  países muy pobres dispuestos a cobrar unos pesos.

Nestlé, Carrefour, Coca Cola o Bimbo son solo algunas de las empresas que se “benefician” pagando al Punto Verde. Es una manera de blanqueo.

Además, está comprobado que a las empresas les resulta mucho más rentable producir nuevos envases que elaborarlos mediante el reciclado.

Mentira la mentira

Por supuesto que a río revuelto, ganancia de pescadores.

Y el primer pescador fue Tom Szaky.

En el 2001, en New Jersey, decidió fundar TerraCycle.

La promesa era que él podía reciclar todo, pero absolutamente todo, lo que anduviera dando vueltas por el mundo.

Un proyecto, que por supuesto, no puede ser otra cosa que un invento, pero que supo vender y logró que muchas empresas que venían lavando su imagen con el Punto Verde, comenzaran a hacerlo con él, con su propio canon, por supuesto.

 


Y es así que las dos estafas conviven en todas las góndolas del mundo.

Ambas empresas están denunciadas  por Greenpeace, Amigos de la Tierra, Residuo Cero y otras entidades.

Estas entidades proponen como solución un plan llamado Sistema Retorna, que consiste en que los comerciantes (pequeños y grandes) compren sus productos más los envases, los consumidores a la hora de la compra pagan el producto y el envase, pero cuando devuelven el envase, se devuelve el precio del mismo.

El Sistema Retorna en algunos países tiene un gran éxito como en Alemania, Holanda, Noruega, en los países escandinavos, en algunas ciudades y estados de USA y en Portugal.

Mentira.

Lo paradójico es que esta nota comenzó con un recuerdo de cuando yo era chico:

Las botellas, eran de vidrio y se devolvían para comprar otra.

La vida es una tómbola (de plástico).

















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