Quien quiera oír que oiga

 

El discurso político de hoy en día en nuestro país, es más que lastimoso.

El oficialismo lleno de clichés y saraza, encubriendo al poder real. Empresarios, medios, etc.

Pero peor aún, el discurso de la oposición.
Anacrónico.
Quedándose en el pasado.

No están encontrando el camino. Sabemos que es difícil. Pero, al menos, deben reconocerlo y pedir ayuda. O rezar.

No saben ni pueden construir futuro.

Puteando a Milei, como si fuera el problema, cuando el problema es algo aún más importante. Se quedan con la miga y no ven el pan.

El problema de nuestra sociedad no es este gobierno. Son los años y años de idas y vueltas y que, asombrosamente, nada puede o nadie quiere ver o interpretar.

Siento que todos, políticos y pueblo estamos groggy. Nos están cagando a piñas y no podemos reaccionar. Pero tampoco terminamos de caer. Y creo que ahí está el problema.

Marc Augé, alguna vez escribió:
“El olvido nos devuelve al presente, aunque se conjugue en todos los tiempos: en futuro, para vivir el inicio; en presente, para vivir el instante; en pasado, para vivir el retorno; en todos los casos para no repetirlo. Es necesario olvidar para estar presente”

Y es eso: si no olvidamos, si no hacemos borrón y cuenta nueva, si no podemos ver otro Norte (o mejor dicho, otro Sur), si nos seguimos quedando con más de lo mismo o algo muy parecido, estamos en el horno.

Y lo peor. Le hacemos el juego al enemigo. Ellos sí la están viendo.

Y ya sabemos que no hay peor sordo que el que no quiere oír, ni peor ciego que el que no quiere ver.

Les dejo un temazo del enorme Litto Nebbia que da el título a esta crónica y del que tengo el honor y el orgullo de ser amigo.

No dejen de escucharlo, por favor. Solo así cierra lo escrito.

https://youtu.be/u9sCeZElStM?si=o2diaDet28ki-NT6

Alberto Oneto