La redonda
La historia “oficial” del fútbol comienza a partir de 1863, año de fundación de la Asociación Inglesa de Fútbol.
Los primeros códigos británicos que dieron origen al
balompié se caracterizaban por su poca organización y violencia extrema. No obstante,
existían otros códigos menos violentos y mejor organizados en otras latitudes.
Quizás uno de los más conocidos fue el calcio florentino, deporte de equipo muy
popular en Italia que tuvo incidencia en los códigos de algunas escuelas
británicas.
Desde entonces el fútbol ha tenido un crecimiento constante
que lo ha llevado a ser en la actualidad el deporte más popular del mundo.
Con la realización de la primera reunión de la International Football Association Board en 1886 y la fundación de la FIFA en 1904, este deporte se ha expandido hasta llegar a todos los rincones del mundo. A partir de 1930 se comenzó a disputar la Copa Mundial de Fútbol, que se convertiría en el evento deportivo con mayor audiencia del mundo.
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Orígenes
La actividad más antigua de la que se ha derivado el fútbol
o algún otro código del cual se tenga conocimiento data de los siglos III y II
a. C.
Mural de un
jugador de fútbol en Tepantitla cerca de Teotihuacán, México. Alrededor de 1400
AC
Estos datos se basan en un manual de ejercicios militares correspondientes a la dinastía Han de la antigua zona central de China. El juego era llamado ts'uh Kúh, y consistía en lanzar una pelota con los pies hacia una pequeña red de diferentes materiales. Una variante agregaba una modalidad donde el jugador debía sortear el ataque de sus rivales.
También en el Lejano Oriente, aunque unos cinco o seis siglos después del juego mencionado anteriormente, existió una variante japonesa llamada kemari, la cual tenía un carácter más ceremonial, siendo el objetivo del juego mantener una pelota en el aire pasándosela entre los jugadores.
Representación
moderna del kemari en Japón
Por qué es el más
popular
El futbol, une a las personas y crea una experiencia
compartida que trasciende las diferencias individuales. Ya sea la camaradería
entre los aficionados, las rivalidades amistosas entre los clubes o la alegría
colectiva de una nación que celebra una victoria, el fútbol tiene una capacidad
única para unir.
Se podría considerar el rey de los deportes. El fútbol es el
deporte más practicado y popular mundialmente. Alrededor de 4.000 millones de
personas son hinchas de algún equipo y de ellas unos 1.000 millones lo
practican.
Esta
simpleza es la que permite que los niños, desde que son pequeños jueguen al
fútbol en el barrio. Sin importar su condición social. El fútbol iguala a todas
las personas que lo juegan.
Las
reglas básicas del fútbol son relativamente simples de entender, lo que
facilita que personas de todas las edades se involucren y disfruten del deporte
Se
puede jugar en cualquier lugar con un simple balón, lo que lo hace accesible a
personas de todas las edades y niveles socioeconómicos. No se requiere de un
equipo costoso ni de instalaciones especiales para jugar.
Estas
y otras tantas, son las razones por las que amamos tanto al futbol.
Hacemos
lo imposible para que nuestros hijos sean fanas del mismo equipo que nosotros.
Es
tema, tarde o temprano, de cualquier charla.
Y
nos crea una “rivalidad amable” con nuestros amigas y amigos.
Pero….
Siempre
hay un pero.
Han
cambiado muchas cosas.
Todos
sabemos los intereses comerciales que hay detrás y delante de tanta pasión.
El
inolvidable Diego Maradona, inmortalizó la frase La pelota no se mancha.
Pero
hoy, tanto la pelota como la indumentaria de los jugadores de cualquier equipo,
no importa su categoría, es una pancarta ambulante de marcas. Quedan manchadas
por cientos de auspiciantes.
Y
hablando de camisetas, también tenemos jugadores con el 99 o el 57 o el número
que menos podríamos imaginar en su espalda.
Históricamente eran del 1 al 11, y los suplentes del 12 en adelante.
Otro fenómeno que vivimos hoy en Argentina, al menos en los encuentros de Primera, es la ausencia de la hinchada visitante durante los partidos.
Una infamia.
Pleonasmos y contradicciones
Un pleonasmo (del
griego πλεονασμός pleonasmós; de πλέον, pléon ‘más, demasiado’) es una
expresión en la que aparecen uno o más términos redundantes, es decir, en que
por lo menos alguno de los términos usados podría omitirse sin variar el
significado denotativo de la expresión.
Y el futbol es un
terreno más que propicio para dar ejemplos. Especialmente con los relatores y
comentaristas.
Vamos con algunos
de ellos:
Dura derrota. Como si hubiera derrotas que no lo fueran.
Feliz triunfo. Los triunfos son siempre felices.
Y tantos más.
También hay
contradicciones.
El jugador “fulano” cometió un error. No hay errores en el futbol. A lo sumo
una jugada que no salió como uno quisiera. Pero eso no es un error.
Se hizo justicia con el resultado. Tampoco existe la justicia en el trámite
de un encuentro. Solo resultados.
El futbolista “mengano” la sacó de cabeza. Decir el futbolista está, al menos,
demás. Puede caber decir el jugador.
Muchos goles errados en el partido. Los goles no se erran, solo se
convierten. Se puede errar un penal, por ejemplo.
Algo que, al
menos a mí, me pone de mal humor es cuando en la televisación de los partidos,
arranca el segundo tiempo y en el graph aparece minuto 46. ¿Qué sentido tiene
tener que hacer un cálculo matemático para saber cuántos minutos se llevan
jugados del segundo tiempo?
Otro tema que
roza la contradicción es el famoso VAR. Que es un tribunal de asistencia al referee. Es contra natura.
Un juez decide y
no necesita asistencia para su decisión final, se equivoque o no. Es parte del
juego.
Minuto final
De todos modos,
aunque muchas modalidades no contribuyan, el futbol jamás dejará de tener una
esencia: la pasión.
Y la pasión,
tampoco se mancha.
Alberto Oneto
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