El diablo sabe por diablo, pero más sabe por viejo

 

A esta altura de mi vida, no tengo muy claro hasta cuando voy a vivir.

No es por miedo a la muerte. Simplemente me inquieta la calidad de vida de aquellos que ya estamos en los 70 años. Lo digo desde lo físico y, por sobre todo, desde lo social.

Los viejos vamos perdiendo, cada día que pasa, un contacto con lo externo a grandes pasos. No diría que somos excluidos, pero casi.

La vejez, ancestralmente, era considerada un signo de culto (cultura) y de veneración. Era la figura de la sabiduría y la experiencia.

Hoy esos valores ya no son tan importantes, porque, según la consciencia general, están fuera de moda. Lo que un viejo ha acumulado ya no tiene mucho sentido.

Lo importante es la inmediatez.

De poco sirven los consejos y las vivencias.

Martín Caparros dice:

Siempre me pregunté por qué la naturaleza, que suele hacer mejor las cosas, nos somete a ese proceso de degradación. Hasta que entendí, bobo de mí, que la vejez contemporánea no es en absoluto natural: es uno de los grandes inventos de la cultura humana.

En su estado natural cavernario los hombres no vivían más de 25 o 30 años: se morían antes de degradarse.

Y hasta hace poco, la esperanza de vida media de los países ricos no pasaba los 60. Ahora, en cambio, esa media subió a más de 80, y sigue.

Cantidad de mejoras técnicas lo consiguieron, pero estamos en plena transición, un momento mixto: hemos aprendido a prolongar la vejez, no a evitar sus estragos. Pero no es culpa de la naturaleza.

Inventamos un estado antinatural-la vejez extrema- pero nos falta mucho: nos queda a medio hacer, lleno de errores todavía.

En tiempos sin futuro, la vejez tampoco ofrece más que melancolía. Antes el truco estaba claro: esforzarse para construir, llegar a cierta edad con una carrera detrás que te instituyera como una persona honorable y realizada. Ahora es pura pérdida: los dueños simbólicos del mundo son los jóvenes y alejarse de esa condición no tiene recompensa.

Durante siglos, muchas sociedades intentaron compensar esta penuria con la idea de que el saber era cosa de ancianos -«el diablo sabe por diablo, pero más sabe por viejo>>-; ahora, desde que suponemos que los saberes que valen son los más recientes, también ese valor simbólico se pasó al campo joven.

No es doloroso. Simplemente nosotros, los viejos, solo tenemos que aceptar estas reglas de juego y no pelearnos con la realidad.

Nos queda buscar nuestros propios nichos. Aquellos que nos den un reparo y nos acompañen.

Y seguir juntándonos con el diablo.

Alberto Oneto

Comentarios

  1. Excelente ! Hay ejemplos que aún podemos imitar , en Canadá , los " viejos" son los sabios ....y laboralmente son incorporados al trabajo ,obviamente si las capacidades están en condiciones no para jugar la Champions pero si para el campeonato doméstico. En Usa, hay estados que también incorporan a los " viejitos" , no pq sean humanistas y empáticos , sino pq tiene políticas impositivas que beneficia a A la empresa . Sirve.

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  2. Las notas de Meterete me gustan mucho. Me re copan diría un jóven. Adhiero a la nota ,de la poca empatía con los adultos mayores, tenemos mala prensa. En las antiguas culturas éramos cuidados y consultados con respeto, aún hay países donde se mantiene (¿¿¿por tradición ???) esa mirada hacia nosotros. La edad te dá la oportunidad de la experiencia, que si viviste una vida plena, con interés, curiosidad, asombro, pasión y entusiasmo... has aprendido cosas que no están en los libros y que no podrás gugliar en el celu.Si tenés cerca un viejito ó una viejita, escuchalo , después hacé la tuya, pero escuchalo , no sea cosa que encuentres algo que te sirva .(guille)

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    1. Gracias por la devolución, Guille. Me sirven los comentarios para seguir remando. Abrazo

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    2. Hay algo que me hace ruido, quizás un exceso de narcisismo generado por la propia generación. Esto de que "los siempre jóvenes", los hijos de la revolución, etc, ¿cómo vamos a dejarnos apagar como velas? Y la verdad es que hay que aprovechar esa energía que arrastramos (la de lo que fuimos) pensando el ser y continuar apostando a la posteridad. Si después agarran o no el legado, problema de ellos.

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    3. Es cierto. Creo que todo hace ruido. Los "forever youngs" y etc. La idea es aprovechar la energía y la posibilidad. Gracias por el comentario, Adrián.

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