Tatuaje y dolor
El origen de los tatuajes se remonta a hace unos 5,000 años, con las primeras evidencias encontradas en momias y en restos arqueológicos. Aunque el significado y la práctica de los tatuajes han variado a lo largo de la historia y en diferentes culturas, su origen se puede rastrear en civilizaciones antiguas, como Egipto, donde se cree que se tatuaban para fines médicos y para ahuyentar enfermedades.
Las momias de Ötzi el Hombre de Hielo (5,200 años) y la Dama
de Cao (1,500 años) muestran tatuajes.
En la Polinesia, los tatuajes eran importantes como ritos de
paso, expresión de identidad y pertenencia a un grupo social.
En China, la práctica de tatuar se utilizaba para marcar a
criminales.
Se cree que los tatuajes en Egipto tenían propósitos médicos
y de protección.
Como vemos, a lo largo de la historia, los tatuajes han
tenido diferentes significados, como expresión de identidad, ritos de paso,
decoración, protección y, más recientemente, como forma de expresión artística
y personal.
Por estas épocas, los tatuajes son una necesidad de
eternizar en nuestro cuerpo aquello que queremos decir, gritar. A veces a nosotros
mismos. A veces para aquel que quiera ver o para quien queremos que lo vea.
Pero también hay otro aspecto. Casi filosófico.
Existe la afirmación de que el tatuaje "nos aleja del
dolor". Es compleja y depende de la perspectiva. Si se refiere al
dolor físico del proceso, es cierto que el tatuaje implica una sensación de
dolor o incomodidad. Sin embargo, el dolor puede ser soportable y, para
algunos, puede ser un estímulo que incluso los hace adictos, ya que se liberan
endorfinas y adrenalina.
Por otro lado, el tatuaje puede tener un impacto emocional y
psicológico que puede ayudar a "alejarse" del dolor emocional o de la
experiencia dolorosa en sí.
El tatuaje puede:
- Resignificar
el dolor:
El tatuaje puede convertirse en un símbolo de superación o
un recuerdo de un momento difícil, lo que puede ayudar a procesar y dar un
nuevo significado al dolor.
- Ofrecer
un espacio de expresión y control:
El acto de hacer un tatuaje puede ser una forma de expresar
emociones, traumas o experiencias, lo que puede ayudar a sentirse más en
control de la situación y reducir el sufrimiento.
- Crear
una sensación de comunidad y pertenencia:
Los tatuajes pueden ser una forma de conectar con otros,
compartir experiencias y encontrar apoyo en un grupo de personas que comparten
intereses o experiencias similares.
En resumen, si bien el proceso de tatuarse puede ser
doloroso en sí mismo, los tatuajes también pueden ser una herramienta para
manejar el dolor emocional y psicológico, y para encontrar un sentido de
comunidad y pertenencia, lo que puede ayudar a "alejarse" de la
experiencia dolorosa en sí.
Como vemos, el tatuaje muestra y a la vez esconde muchos significados,
muchas alternancias, muchos lenguajes.
Lo llevamos en la piel, que no es poco.
Alberto Oneto
Comentarios
Publicar un comentario