Más es menos

 

Cantidad

En 2024, la expectativa de vida en Argentina alcanzó los 77,5 años, según la Organización Panamericana de la Salud. Este valor ubica al país por encima del promedio de otras naciones del continente y refleja un crecimiento sostenido en las últimas décadas. En comparación con el año 2000, cuando la esperanza de vida era de 73,9 años, se observa un aumento de 3,6 años.

Es una buena señal. Estamos alcanzando cada vez más años de vida.
Por supuesto que hay muchos países en que este índice es mayor.

La expectativa de vida promedio mundial para 2025 es de aproximadamente 73.49 años, aunque varía significativamente entre países.

Mónaco, con una cifra superior a los 87 años, tiene la esperanza de vida más alta, mientras que países como la República Centroafricana (56.1 años) o Lesoto (55.1 años) registran las más bajas en África, reflejando desigualdades globales.

Otras naciones con proyecciones de alta longevidad incluyen a Japón, Suiza, Australia y Singapur.

En todos los países, la esperanza de vida de las mujeres es mayor que la de los hombres.

La esperanza de vida se ve afectada por factores como la calidad del sistema de salud, los ingresos per cápita y las condiciones socioeconómicas.

Pero no todo se trata de esperanza.

Nos podemos poner contentos porque vemos que el camino es más largo. Tenemos tiempo para transitar más.
Aunque, a mi entender, es mucho más importante en qué condiciones vamos a atravesar ese periplo.

Y aquí las noticias no son tan buenas.

Calidad

Actualmente vivir hasta los 80 años puede ser lo normal, y todo hace pensar que hacerlo hasta los 100 también podrá serlo muy pronto. Pero aunque esta expectativa pueda alegrar a muchos, al parecer, de poder llegar a semejante edad, nuestra salud se ve considerablemente afectada.

En otras palabras aumentaron los años de vida en promedio, pero este aumento hubiera sido mayor de no haber perdido años porque la gente está enferma.

Con matices, el aumento de la esperanza de vida y el descenso en la calidad se da en todo el mundo.

Las enfermedades cardiovasculares son la primera causa de la pérdida de años de vida saludable entre los argentinos de ambos sexos. Siguen los accidentes cerebrovasculares (ACV), la depresión, la lumbalgia, las infecciones respiratorias bajas, los accidentes de tránsito, la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), las complicaciones en el embarazo, la diabetes, otros trastornos musculo esqueléticos y dolor cervical. La lista incluye en total 25 causas principales.

Quienes trabajaron en el estudio global explican que la depresión o la lumbalgia, por ejemplo,  no son causas de muerte, que nadie se muere por ellas, pero se sufren y durante varios años. Dicen que son consecuencia de las condiciones en las que se vive, de una pobre calidad de vida, de la falta de actividad física o de la obesidad, y que en definitiva expresan una gran carga de enfermedad. Este tipo de males acortan la expectativa de vida saludable pero no la expectativa de vida total. Es decir, se viven menos años con buena calidad de vida. O, en otras palabras, vivimos más, somos más longevos, pero pasamos más tiempo con dolores.

Además de todos estos parámetros, existe la desigualdad.

No resulta lo mismo sobrellevar la vida según nuestra condición social.

Y aquí, la mala alimentación, el stress, la mala atención sanitaria, por ejemplo, son elementos básicos y fundamentales para una mejor calidad.

No podemos elegir cuanto tiempo vamos a vivir, pero si debiéramos tratar de elegir como.

Ahí está la clave.

Alberto Oneto